La edad para el inicio escolar se ha venido re-evaluando, con agentes políticos que abogan por un inicio académico temprano. Sin embargo, la evidencia científica asegura que empezar pronto no es mejor. Más aún, está claro que pasar los primeros años jugando es la clave para un desarrollo saludable.
La evidencia viene desde diferentes áreas, creando un sólido antecedente multidisciplinar. Desde la antropología, el estudio del juego como principal medio de aprendizaje en las sociedades humanas que constituyen la mayor parte de nuestra historia como especie. De igual manera, desde la psicología evolutiva por medio del estudio del juego en otros mamíferos, donde se identifica al juego prolongado en la especie humana como el medio para desarrollar sobresalientes habilidades de aprendizaje y resolución de problemas. La neurociencia, por otra parte, ha mostrado que actividades de juego llevan a crecimiento sináptico, específicamente en el cortex frontal, la parte del cerebro responsable del razonamiento de alto nivel.
La psicología experimental y de desarrollo ha mostrado con diferentes estudios que el aprendizaje por juego tiene resultados muy superiores a la instrucción. El contrario también se ha estudiado, encontrando que la pérdida de oportunidades de juego libre desde mediados del siglo XX está claramente relacionado con el incremento de estrés y problemas de salud mental en niños y jóvenes.
En cuanto al proceso de lecto-escritura, una iniciación temprana no sólo no puede asociarse con mejores resultados en pruebas de lenguaje, sino que se puede relacionar con una falta de deseo por leer. Los niños que iniciaron su aprendizaje simbólico de la lengua antes de los 7 y los que lo iniciaron posteriormente, no mostraron ninguna diferencia significativa a la edad de 11 en sus habilidades para leer y escribir.
Los primeros años son claves en el desarrollo emocional, físico, social y cognitivo. Durante este tiempo, se forman los cimientos para el desarrollo de cada individuo. La manera óptima para crear estos cimientos es tan simple como permitir y promover el juego. Es así como hemos evolucionado y como nos hemos desarrollado durante la mayor parte de la historia de la humanidad. El juego es el sistema que nos permite aprender de manera individualizada, adaptativa y


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