«Strewing»: el arte de esparcir o provocar

Lo que descubrimos por nosotros mismos y nos absorbe sin indicaciones ni dirección externa suele ser lo que más despierta creatividad y nos lleva a periodos más largos de concentración. El arte de «strewing» consiste en dejar provocaciones para que los niños descubran por sí mismos e interactúen con ellas como mejor crean.

Lo más importante a la hora de hacerlo es tener en cuenta que la decisión de conectar con nuestra propuesta es del niño, así como también lo es la manera de hacerlo. A veces, puede que no les parezca en absoluto interesante, o que hagan con eso algo totalmente diferente a lo que esperábamos. Tener la flexibilidad para aceptar estas decisiones en los niños es el foco de esta estrategia.

Hace unos meses llegaron a mi casa unas sillas nuevas, que venían en unas cajas gigantes. Me imaginé a mi hija jugando dentro de las cajas, creando casas, pasadizos y en general usándolas en sus juegos. La realidad es que durante este tiempo si las ha mirado dos veces para buscar al gato adentro ha sido mucho.

Nuestras expectativas son las mayores enemigas de las provocaciones para que lleven a los niños a desarrollar sus funciones ejecutivas y su creatividad de manera auto-dirigida. Podemos imaginar lo que sucederá, pero no podemos intentar influenciar sus decisiones de interacción, ya que ahí perdemos todo el sentido de la estrategia.

Un «strew» o provocación puede ser un libro abierto, unas hojas en blanco con unos colores, una lupa, una caja con utensilios de cocina… las posibilidades son infinitas. Pueden ser presentadas de manera aleatoria, dejándolo en su camino, o puede que nos encuentren jugando con algún elemento y decidan participar. También puede ser una expedición a un lugar nuevo o una salida a comer algo diferente.

En general, si las propuestas atienden a una pregunta que están trabajando en el momento puede que sean más exitosas. Por ejemplo, si un niño está muy interesado en los cucarrones, puede que encontrar un libro al respecto sea de gran interés. O tal vez puede ser señalar un cucarrón que se ha entrado en la casa y poner una lupa a su lado para poder examinarlo.

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